Otras pasiones tenemos millones de argentinas y argentinos
Con frecuencia vamos al pasado con preguntas que nos hacemos desde el presente. William Faulkner decía “el pasado no ha muerto, ni siquiera ha pasado”, porque en él encontramos claves, comportamientos, conductas que no evitarán nuevos errores, pero nos ayudarán a comprender más
¿A qué nos convoca un nuevo 25 de mayo? ¿Cuál es el modo más ético de honrar a nuestros padres fundadores? Seguro que no fue la “angustia por separarse de España” el sentimiento que llevó a aquellos hombres a construir una patria, hace más de 200 años.
El diccionario neoliberal no incluye la palabra “Patria”, porque buscan afanosamente abolir la historia; “para qué remover el pasado, por qué no mirar para adelante”, repiten.
Borrar el pasado de los billetes, de la televisión pública, de las publicaciones oficiales y de los programas escolares, para ofrecer un mundo plano, sin antecesores ni herederos, siempre inaugural y desligado de disputas y sueños pretéritos.
Por eso sus discursos, breves, inconsistentes, vacuos (y no me refiero a sus capacidades oratorias); en Rosario, sobre las barrancas del Paraná en junio del año pasado, el presidente habló seis minutos y aseguró que Belgrano era la demostración que “sí, se puede”. Más temerario fue un funcionario suyo, que caracterizó a San Martín como el primer emprendedor de nuestra historia. Comparto con el lector una pequeña diferencia: ¡un emprendedor instala una cervecería artesanal y San Martín liberó un continente!
Confusiones, olvidos, distorsiones absolutamente premeditadas, que se inscriben en la esencia de un neoliberalismo ramplón e ignorante.
Otras pasiones tenemos millones de argentinas y argentinos, que somos convocados por las valientes luchas que iniciaron los revolucionarios de mayo. Por las ideas de Moreno muerto a los 33 en alta mar; por Belgrano y su pasión por educar indios y huérfanos, mujeres y negros. Por Castelli y su Declaración de Tiahuanaco que afirmaba que “siendo los indios iguales a todas las demás clases” merecían todos los derechos.
Nos convoca que “habrá patria para todos, o para nadie” frase de José Artigas que incorpora la inclusión temprana en el Río de la Plata. Y Pancho Ramírez, que en 1820 decretó la educación primaria obligatoria en Entre Ríos; nos convoca Dorrego y la construcción del federalismo popular, y tantos caudillos surgidos de las entrañas de sus pueblos.
Y siempre nos convoca “la barbarie”. El “bárbaro” Peñaloza, el Chacho, antes de entrar en batalla les decía a sus gauchos: “van en busca de hermanos, economicen sangre argentina.” Enfrente, los “civilizados” generales mitristas, matadores de argentinos, no podían canjear prisioneros porque sistemáticamente los pasaban a degüello.
Más cerca en el tiempo nos convocan los movimientos nacionales y populares del siglo XX: Hipólito Yrigoyen, Eva y Juan Perón, Néstor y Cristina. No honraremos la memoria de aquella gesta construyendo la sociedad individualista, meritocrática y cínica, a la que nos invita esta alianza de gobierno.
Este 25 se honra mirando para adelante, sin pretender restaurar un pasado, que aún con conquistas extraordinarias, es preciso superar y mejorar.
Este 25 se honra con organización y unidad, diciendo no al FMI, al endeudamiento de nuestras generaciones futuras, al sufrimiento de los jubilados, a la pérdida de derechos, al desguace de la educación pública, al abandono de la soberanía, y por ende, de la dignidad.
Este 25 se honra ganando las calles, los patios y las salas de maestros, discutiendo ideas, con convicción y humildad, pero con firmeza, transmitiendo la esperanza que es posible una Argentina distinta a esta, más generosa, más grande y solidaria, emancipada y americana, aquella que soñaron y por la que dieron sus vidas nuestros padres fundadores.
*Ex Ministro de Educación de la Nación. Docente de la Universidad Nacional de Hurlingham. Twitter: @AlbertoSileon