Al promediar el gobierno de la Alianza Cambiemos es posible destacar algunas tendencias que resultan claves para observar los efectos que han  tenido las  medidas políticas respecto del mercado de trabajo y las modalidades de inserción socio ocupacional en la Argentina. Ello revela la orientación conservadora y neoliberal que ha inspirado y promovido el oficialismo al ser sustantivamente afectados los sectores del trabajo.

En este marco, algunos rasgos generales pueden señalarse a dos años de gestión presidencial de Mauricio Macri. Entre ellos, es importante prestar atención a la evolución entre 2016 y 2017 de variables tales como el crecimiento económico, la dinámica socio productiva de sectores de la economía por su importancia en la  generación de empleo asalariado, la evolución de la  inflación y su impacto sobre los salarios reales, los niveles de empleo, desempleo, subempleo, la precariedad laboral. Esto nos permite examinar condiciones económico-productivas y su relación con políticas de gobierno que han profundizado situaciones adversas para los trabajadores que se encontraban presentes en los gobiernos antecesores;  o bien,  se han acentuado y reorganizado con  el actual proceso político.

Un breve repaso sobre estas dimensiones arroja un resultado poco alentador en esta dirección. Un informe del Cifra-CTA destaca una serie de advertencias sobre los dos primeros años del actual gobierno en base a datos del INDEC: a) El nivel de actividad económica se encuentra prácticamente en iguales valores al 2015 -luego de la recesión en 2016 y breve recuperación en 2017 –dando continuidad a un proceso de estancamiento que ya se había preanunciado desde el 2011; b) Entre el 2016 y el 2017 se registra una profundización en la caída de sectores productores de bienes, como es el caso de la actividad industrial, si bien en  los primeros trimestres  del 2017 se advirtió una leve recuperación aunque  principalmente en la construcción;  c)Esta evolución se relaciona con un aumento de las importaciones por  la  apertura comercial y apreciación del tipo de cambio; d) Los salarios reales de los trabajadores fueron afectados de modo negativo en el 2016 en el contexto del alza inflacionaria,  y si bien en el 2017 los del sector privado especialmente experimentaron una leve mejoría no lograron revertir la pérdida sufrida en el año anterior; e) Con referencia al empleo se destaca un aumento de la desocupación en el último bienio – que ascendió  a un 8,7% en 2017 en comparación con el 6,5% del 2015-, creció el subempleo al registrarse  un incremento de 2,1 millones más de personas en esta condición. Es importante referenciar que la creación de empleo en este período no fue suficiente para integrar a la población económicamente activa y la destrucción de puestos de trabajo resultó en este sentido sumamente contraproducente.

La creación de empleo está ligada con su calidad, por tanto, la evolución del trabajo registrado es un aspecto que ha sido problemático en todo el milenio actual ya que la situación contraria cristaliza condiciones de inserción ocupacional precaria, vedando el acceso a beneficios otorgados por la seguridad social al trabajador y a su grupo familiar. Conjuntamente, aquellos quedan relegados a una experimentación individual de su condición laboral al no tener vinculación y representación de las organizaciones gremiales. 

El gobierno de Cambiemos suele regodearse con el aumento en los últimos trimestres del empleo registrado,  intentando demostrar que la economía y las políticas que inciden en  la dinámica laboral son auspiciosas. De acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Trabajo la comparación interanual 2016-2017 muestra una variación del 2,1%, resultando el sector privado el que motorizó el incremento. Sin embargo, al interior de este colectivo los monotributistas y las empleadas de casas particulares han aumentado su presencia. Por otra parte y en relación con ello, entre los asalariados del sector privado hacia fin de 2017 se aprecia una tendencia negativa en la generación de empleo en la industria, y un aumento en la construcción, tal como mencionamos anteriormente. Lo cual revela el patrón de crecimiento privilegiado hasta ahora por el gobierno: liberalización progresiva de la economía con apertura a la importación, aumento de costos en la producción por incrementos tarifarios e insumos, desaceleración del consumo interno, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, entre otros. En contraposición, la inversión en obra pública intenta remediar parte de esta condición a través de un importante endeudamiento del Estado. Las industrias que han logrado comenzar a revertir su performance negativa son por tano aquellas ligadas mayormente a la reactivación de la construcción.

La situación del empleo público ha sido por demás compleja, con leves descensos en  nación, pero incrementos como contraparte en municipios y provincias, hasta el 2017 por lo pronto. Asimismo, los trabajadores del Estado vinculados con una  modalidad de contratación precaria han sufrido los  recortes en el sector de forma abrupta y violenta en muchos casos.  

Las acciones programáticas del gobierno han perjudicado en consecuencia a los sectores subalternos. Las dificultades que afectaban al mundo del trabajo fueron profundizadas y otras recreados con el nuevo esquema de poder. Distintos aspectos de la reforma laboral que intentará legalizar y legitimar durante el 2018 la coalición oficialista inquieta aún más por sus derivaciones sobre la calidad del empleo, las modalidades de contratación, la afectación de derechos. Como resultado, las organizaciones gremiales y los trabajadores tendrán que afrontar desafíos múltiples: una  política económica que aqueja de modos diversos a distintos sectores de actividad que solían motorizar la creación de trabajo en la Argentina por un lado, e iniciativas legislativas que aspiran trastocar regulaciones que habrán de modificar  formas de  inserción laboral y de creación de empleo.

                *Investigadora y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento y del CONICET.