La eliminación de León en Porto Alegre, marcó el final de un guerrero tallado para jugar la Copa Libertadores. Rodrigo Braña jugó un buen partido anoche en Brasil, corriendo y por una cuestión de edad (tiene 39 años), jugó su última Copa Libertadores y lo manifestó con emoción.

Posterior al partido, en la zona de vestuarios y con la derrota por penales consumada, el volante central dijo que "se nos escapa en una jugada de pelota parada. Después en los penales, los brasileños son buenos. Pero creo que hay tranquilidad de que dejamos todo contra el último campeón y lo luchamos hasta el final".

Metiéndose en lo personal, el Chapu con lágrimas en los ojos comentó: "Nos vamos despidiendo de la competencia, esta ya no la jugamos más y da un poco de tristeza. El fútbol tiene estas cosas. Los chicos recién arrancan y tendrán más partidos de estos, con alegrías y desazón. Pero bueno, nosotros tenemos la amargura lógica de no tener revancha. Está el orgullo de terminar de la forma de hoy, dando todo, corriendo hasta lo último e identificados con el equipo, como nos enseñaron en este club".

El mediocampista que marcó una historia en el León, admitió que "cuando te ponés más grande, te ponés más sensible, no tenes revancha y sabés que esta competencia que tanto la disfruté ya no la voy a tener. Pero si había una forma de despedirme de esta competencia, era así. Lo tratamos de luchar y llegamos hasta los penales. Me voy con la sensación de haber cumplido".

"El club respira lo que es la Copa Libertadores y cuando no tenés revancha se vienen un montón de recuerdos. El equipo jugó como la historia lo indica, más allá de la falencia y la desigualdad de planteles. Me sentí identificado jugando con chicos de 18 años", agregó el futbolista que esta transitando sus último momentos en el Pincha.

Sobre el final, detalló como sigue su futuro: "Ya estoy cansado, creo que es tiempo de que la jueguen los chicos y como hicieron hoy. Uno trata de pensar en lo grupal, yo no puedo pedir mucho. Hacemos malabares ya para jugar".

Sin dudas, se retira una leyenda de la Copa Libertadores, un guerrero que lució siempre en la mitad de la cancha en los partidos de esta edición y se colgó la medalla en el 2009 en el equipo dirigido por Alejandro Sabella.