Vivimos tiempos muy cambiantes en nuestro país, que seguramente para quienes no siguen el día a día de la política pueden parecer tediosos y que no lleven a ninguna parte.

Sin embargo, subyace esta otra mirada acerca de que cada vez seremos más los que nos animemos a participar, a reclamar, a exigir nuestros Derechos porque en la mayoría de los casos cumplimos acabadamente con nuestras Obligaciones.

Y acá, es dónde se nos ocurre trazar el parangón con aquellos primeros años del 1800, aunque sintiendo acaso que en 200 años no ha pasado suficiente agua por debajo del puente y que nos corresponde a nosotras – nosotros, construir entonces puentes más integradores.

Asistimos a una nueva revolución, que lejos de tener características sangrientas como ocurre con la mayoría de ellas, trae consigo el más maravilloso derecho que es el de la igualdad y la elección de género.

Hoy la revolución es de género y la independencia es de la mujer frente al patriarcado.

Un patriarcado que logró penetrar nuestra genética y sólo rompió algunos paradigmas con mujeres como Alicia Moreau de Justo, Eva Perón, Florentina Gómez Miranda, Carmen Argibay, Cristina Fernández de Kirchner y otras tantas.

Hoy llevamos a cabo en forma ruidosa, la independencia que nos tuvo tanto tiempo sumidas en el silencio, descorremos el velo para hacernos oír al mismo tiempo que repartimos abrazos de madre, de hermana, de hija, de amiga, de pareja, de compañera, de vecina, de todas para todas.

Hasta pasamos transversalmente por la palabra Independencia para demostrar que no se trata sólo de una Casa de Tucumán, sino que tenemos por delante la obligación de construir y ayudar a construir muchas más casas de Tucumán que nos independicen de un montón de raíces dominantes que aún quedaron en nuestra cultura y mucho más después de aquella declaración de hace más de dos siglos.

Es imprescindible seguir parándonos frente a quienes quieran ejercer el poder por el poder mismo, empoderados nosotros con el argumento de la razón, porque en cada resistencia, en cada lucha dejaremos un poco de nosotros en favor del otro.

Y aunque estos tiempos nos abrumen y veamos que resulta difícil enfrentar con una sonrisa este 9 de julio en medio de una realidad de dependencia económico financiera.

Con funcionarios de gobierno carentes de valores patrióticos, ensimismados en los negocios privados y rezagando el bienestar del pueblo.

Con sectores productivos estancados. Con los campesinos desalojados, los productores agrarios desconcertados, las pymes endeudadas, los comercios cerrados, el consumidor pagando tarifas públicas inauditas y todos agobiados por una presión impositiva agobiante.

¡¿Cómo encontrar un punto de unión en ambas realidades?!

Pues la respuesta está en la participación ciudadana, es lo que hemos promovido desde nuestro partido desde sus inicios. Comenzando con un trabajo de pocos, al que se fueron sumando más y cuando más gente se suma, más posibilidades hay de arribar a los logros.

Las mujeres hemos dado un ejemplo de revolución pacífica y participativa, aún en medio de diferencias que seguramente existirán por siempre.

Sin embargo, resulta unánime el grito de independencia del patriarcado, para empezar a construir nuevos lazos que indudablemente deberán estar surcados por valores como el respeto y el amor.

Valores que deberemos recuperar TODOS para que -de ese modo- no estemos celebrando la independencia de la mujer y la dependencia de nuestro pueblo.

El trabajo conjunto seguramente nos permitirá recuperar esos derechos que hoy nos cercenan y no nos permiten ir en la búsqueda primigenia de cualquier pueblo: La Felicidad de quienes lo componen.

*Mamá y militante. Diputada Provincial por la 2da. Sección Electoral, Bloque del PJ- Unidad y Renovación. Twitter: @PatriciaMoyanoDip