La ex gestión macrista del municipio de Morón, encabezada por Ramiro Tagliaferro, dejó mucha tela para cortar luego de su paso por el Palacio Municipal entre 2015 y 2019. O mejor sería decir, dejó mucha deuda para pagar. En concreto, el monto asciende a $1.200.000.000, que divididos entre los 321.109 habitantes del municipio, arrojan una deuda de $3.737 por vecino. Esa deuda total representa casi un 25% del presupuesto anual del municipio, de alrededor de $5.000.000.000, y es equivalente al  saldo disponible para un año completo de ejercicio luego de pagar salarios y gastos municipales. Sin embargo, semejante agujero amarillo no fue lo único que la gestión de Lucas Ghi encontró desde su arribo a la intendencia el pasado 10 de diciembre.

Diagonales ya reconstruyó la historia de los $2.534.173 que se gastaron en más de 24.000 medicamentos e insumos hospitalarios que jamás llegaron al Hospital municipal el año pasado, y el estado de absoluto desabastecimiento con el que el personal de la salud de dicha institución tuvo que convivir los últimos meses de la gestión Tagliaferro, llegando a tener que pedir donaciones a la comunidad para poder seguir funcionando. Pero al parecer, dinero no faltaba, por lo menos para pagar a los amigos. Así lo demuestran los pagos que se terminaron de realizar apenas un día antes de dejar el gobierno, el 9 de diciembre del año pasado, que superaron los $34.5 millones de pesos y fueron a parar a empresas sin negocios registrados, sin empleados ni locales comerciales, todas pertenecientes a personas ligadas al ex intendente. Con la denuncia tramitándose en el Tribunal de Cuentas de la Provincia, funcionarios de la actual gestión hablaron de una “administración municipal paralela” desde la que se llevaban a cabo estos negociados. Algunos casos a modo de ejemplo.

NEGOCIO “CANTADO”

El primero y más resonante de los casos es un canto a la falta de transparencia. Se trata de la contratación al proveedor Nº 4233, Franco Favini Ragone, a quien se le compraron $11.473.421 en alimentos secos y frescos, leches para el Hospital de Morón, golosinas, víveres para el Honorable Concejo Deliberante, y alimento para mascotas. La variedad de productos ya llama la atención en sí misma, pero en un arrojo de buena voluntad podría pensarse que Favini se dedica a las ventas poli rubro. Una rápida búsqueda en internet devolverá, sin embargo, certezas suficientes para erradicar toda duda, en formato musical. Y es que Franco Favini es en realidad músico, integrante del grupo Destino San Javier, un trío folklórico heredero del original Trío San Javier, fundado por Pedro Favini, padre de Franco. “Le compraban porque le tocaba la guitarra a Tagliaferro”, dijo el Concejal José María Gayoso cuando planteó esta denuncia en el Concejo Deliberante, y hasta aquí podría ser la historia de un exitoso cantante que se expande en el mundo de los negocios. Pero las irregularidades van más allá.

El domicilio declarado por Favini como depósito de su mercadería, con dirección en el departamento 309 del tercer piso de Lavalle 1569 en la Ciudad de Buenos Aires, no solo no tiene ningún depósito o local comercial, sino que es un estudio de música. Así pudieron constatarlo desde el oficialismo municipal, y cualquier interesado puede corroborarlo buscando en youtube la investigación periodística de Gonzalo Rodríguez, más conocido como Gonzalito, quién llevó las cámaras de Telenueve hasta el departamento en septiembre de este año. La empresa tampoco cuenta con empleados registrados.

De los casi $11.5 millones de la licitación en cuestión, Favini solo cobró $9.881.960 en distintos pagos, casi todos el 9 de diciembre del año pasado. Le quedó un saldo a favor de $1.591.461 que al día de hoy, casi un año después, no reclamó ni se acercó a cobrar. Tal vez la música vaya muy bien. Dato de color: su padre, Pedro Favini, fue el compositor del jingle de campaña para la reelección de Juan Carlos Russelot en 1995, quien había sido destituido del cargo de intendente en 1989 por el escándalo de las cloacas del que también fuera protagonista Mauricio Macri, y que volvió a ser destituido en 1999 nuevamente acusado de corrupción.

APORTANTE DE CAMPAÑA Y ESCUELA DE FIAMBRES

La siguiente parada de este recorrido de negocios poli rubro se llama Marta Inés Gómez. Se le compraron alimentos para colonia de vacaciones, provisión de botellas de agua de 500cc, alimentos, frutas, verduras y elementos descartables para hospital de Morón, víveres para el HDC, jugos, golosinas, gaseosas, servicios de desayuno de empleo, alimentos para promotores educativos, servicios de lunch y meriendas, y provisión de elementos descartables. El monto total por dichos productos ascendió a los $6.122.357. Pero como denunció Gayoso frente al HDC, Gómez no tiene un negocio habilitado, no tiene empleados ni paga tasas municipales. El domicilio que registró para su empresa es su casa particular de la calle Carlos Casares en Castelar. Al parecer, el único argumento con el que contaba para participar de semejante negocio era ser la esposa de uno de los mayores aportantes de campaña de Cambiemos en el distrito. También recibió sus pagos el 9 de diciembre de 2019, último día de Tagliaferro en el poder. Consultada por Gonzalito, Gómez expresó que el Municipio le debe $ 1.000.000. Sin embargo, al igual que Favini, tampoco se acercó a reclamarlo.

En su alocución frente al HCD, el Concejal Gayoso manifestó que “les quedó chico Morón, y fueron a comprar a la localidad de José León Suárez”. Se refería a las compras al proveedor Tomás González García, a quien la gestión Tagliaferro le encargó impresiones, resmas de papel, artículos de librería, papel de obras, kit de artículos escolares, alquiler de carpas para eventos, juegos infantiles, muebles, electrodomésticos, vajilla descartable y hasta estufas por un valor de  $15.518.000. García tampoco recibió la totalidad de su dinero, ya que se le pagó el mismo 9 de diciembre el monto de $13.778.840. Nunca reclamó su saldo a favor de $1.739.160.

El tendal de irregularidades se extiende también al ámbito educativo. La empresa Belfast S.A., registrada con el número de proveedor 4892, domiciliada en la Calle Guayaquil 58, séptimo piso, departamento “A” en la Ciudad de Buenos Aires, fue contratada para la refacción de escuelas por un total de $3.804.900. En diálogo con Diagonales, José María Gayoso expresó que su titular “debe ser muy hábil y multifacético, porque ante el fisco no tiene ningún empleado”. Belfast también cobró el 9 de diciembre, y en los registros no figura qué escuelas arregló ni cuáles fueron las obras realizadas.      

El último ejemplo, aunque la lista podría extenderse varias páginas más, tiene un gusto particular. El 6 de diciembre, tres días antes del cambio de autoridades, se le pagó alrededor de $1.000.000 a Alejandro Ferreiro, cuya empresa había sido contratada para prestar servicios de mantenimiento edilicio, obras de refacción y puesta en valor de escuelas como la Primaria Nº4 la Secundaria Nº 30, y la Escuela Especial San Martín, en la que también debía realizar la obra de distribución interna de gas. Pero lejos de ser una empresa dedicada a la construcción, la de Ferreiro se dedica a la venta de fiambres, cría de animales y servicio de control de plagas, según denunciaron funcionarios de la administración Ghi. De hecho, el domicilio declarado en la calle Perón 1430, San Justo, no es un corralón de materiales para la construcción, sino la fiambrería “Don Fierro”. La presidenta del Consejo Escolar de Morón, Mabel Mesa, manifestó en declaraciones televisivas que en algunas de las escuelas en cuestión no se hizo nada, en otras las obras quedaron a medio terminar, y que los trabajos eran de pésima calidad. “Lo que pagamos lo tenemos que volver a hacer”, remató.

Las múltiples irregularidades en las empresas contratadas, sin empleados, sin locales ni depósitos; pertenecientes a rubros que nada tenían que ver con las tareas para las que fueron contratadas; los vínculos de sus propietarios con Tagliaferro; los pagos entre gallos y medianoches el día previo al cambio de gestión; y los saldos de esas contrataciones que a una año siguen sin ser reclamados, dan sobrada cuenta del destino de los millones que faltaron a vecinos y vecinas de Morón. El Tribunal de Cuentas provincial deberá determinar el curso de las denuncias efectuadas por la actual gestión.

UNA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL PARALELA

Distintos funcionarios del nuevo gobierno municipal se expresaron en diferentes y reiteradas oportunidades sobre el agujero económico que recibieron. “Nos dieron un barco averiado, y en el camino al astillero nos agarró la tormenta perfecta” le dijo a Diagonales el Concejal Gayoso parafraseando una frase de Martín Sabbatella, y haciendo referencia a las complicaciones extra que la pandemia les sumó al estado en el que recibieron el municipio.

Por su parte, el Secretario de Gobierno Diego Spina, expresó en distintas apariciones mediáticas que la gestión de Tagliaferro no solo realizó todas estas maniobras cargadas de irregularidades, sino que también dejó de comprar a los proveedores del propio municipio, que son quienes tributan en el distrito, y trasladó sus compras a otras localidades como la CABA. Todos los ejemplos citados anteriormente lo confirman. “Borraron todos los proveedores locales. Nosotros teníamos un programa que era el compre local, que se volvió a implementar ahora, que es para comprar a proveedores del Municipio que además son los que pagan las tasas municipales. Es una forma de fomentar que se mueva la economía, pero además de abaratar costos” expresó en una entrevista con la radio AM 530. Y agregó: “Montaron una administración municipal paralela. Cambiaron los circuitos de compras, la verificación de las compras, borraron todos los mecanismos de control. Armaron un municipio paralelo en la dirección de compras y de allí hacían los negocios espurios con los proveedores. Armaron una verdadera asociación ilícita cuyo jefe para nosotros fue el mismo Ramiro Tagliaferro, y eso es lo que estamos pidiendo que la Justicia investigue”. En el mismo sentido, José María Gayoso comentó en diálogo con Diagonales que “montaron un sistema de compras paralelo. Si yo leo entre líneas, estos muchachos pensaron que no iban a perder, pensaron “después lo arreglamos”.

El discurso de la transparencia, la institucionalidad y la anti corrupción con que el macrismo logró investirse a sí mismo, fuertemente apoyado por los medios de comunicación hegemónicos, hace agua por todos lados. Y la experiencia de la gestión de Tagliaferro es ejemplar. Así lo expresó Spina: “Tienen un discurso desde los medios masivos de la República, el funcionamiento de las instituciones democráticas, las buenas costumbres, pero por lo menos en Morón Cambiemos hizo todo lo contrario. Yo digo siempre, si fueron escandalosos los negocios que hacían en el país, imagínense lo que hacía cambiemos del otro lado de la General Paz, donde tenían Jueces afines, Fiscales afines, medios silenciados, fue realmente escandaloso, y hoy por suerte está saliendo a la luz”.