Finalizada la discusión por el mentado desdoblamiento electoral entre Provincia y Nación, Cambiemos ahora enfrenta el desafío de encauzar de nuevo al territorio bonaerense detrás de la figura de Mauricio Macri y bajar la temperatura al escenario que derivó en los últimos meses en torno a María Eugenia Vidal. Para ello, deberá definir cómo acomodará las fichas en los 135 distritos territorio que mueve la balanza en cada resultado electoral. 

Con más de la mitad de los municipios bonaerenses en manos de Cambiemos, la disyuntiva parece abrirse ahora entre apostar a más o proteger lo ya ganado. En ese marco, el oficialismo deberá concentrarse en fortalecer la presencia en las comunas propias, dirimir las internas de cada zona particular y moverse con diplomacia luego de tensar la cuerda con sus aliados radicales. 

Por un lado, Vidal ha apostado en las últimas semanas en sacar a la cancha al grupo de los “sin tierra”; es decir, aquellos referentes del macrismo dispuestos a dar la pelea en distritos gobernados por la oposición. Tal es el caso de Juan Gómez Centurión, de manera reciente presentado como el nombre para ir por Merlo y arrebatar el poder a Menéndez. En esa lista también figuran zonas como Escobar, Jose C. Paz, Tigre o San Martín, donde Cambiemos ya definió candidatos locales.  

En esta línea, Vidal aterrizó esta semana en La Matanza, acompañada ni más ni menos que por la propia primera dama, Juliana Awada. La Gobernadora se mostró en la tierra gobernada por Verónica Magario, donde Cambiemos intentó edificar a Alejandro Finocchiaro como contrincante municipal, aunque el plan de desinfló poco a poco, desgastado por las internas del macrismo local. La Tercera, principal aglutinador del voto peronista, es uno de los lugares claves para dar pelea al macrismo a nivel Provincia.  

Por otro lado, aparecen los pesos pesados en manos del macrismo, como es el caso de Mar del Plata, en manos del polémico Carlos Arroyo, quien supo generar fuertes tensiones con Vidal en los últimos meses; o el caso de La Plata, en poder de Julio Garro, que se estima es una de las gestiones preferidas de la Gobernadora. Ambos, con una importantísima cantidad de votos para aportar a la dupla Macri-Vidal.  

En tanto, detrás figuran distritos como Quilmes o Lanús, donde Martiniano Molina y Néstor Grindetti buscan sostener la aprobación al Cambiemos, atrincherados en la zona sur del Conurbano, al mismo tiempo que acompañan propuestas del lomense Martín Insaurralde, quien cada vez gana más confianza entre los intendentes del GBA de cara a los comicios.  

Por otra parte, fueron varios los nombres del radicalismo que decidieron marcar terreno de cara a las próximas elecciones después de que Vidal deslizara la posibilidad de “remplazar” a Daniel Salvador en una próxima candidatura la vicegobernación. Fue el jefe comunal de Chacabuco, Víctor Aiola, el primer boina blanca en levantar el guante y salir a exigir que la fórmula incluya un radical. Detrás de la proclama se encolumnaron pares provinciales como Miguel Gargaglione (San Cayetano) o José Luis Salomón (Saladillo).  

“Nosotros respetamos el liderazgo de la gobernadora Vidal, pero creemos que junto a ella debe estar un radica”, comentó Gargaglione a Diagonales, previo a una cumbre de intendentes donde se respaldó a Salvador. Aunque la caída del desdoblamiento diluyó la tensión, el oficialismo deberá hacer sintonía fina.   

Con el mapa triunfal de 2015 ya lejano, el macrismo tendrá su segundo round en la Provincia y este año exigirá, sin dudas, renovar la estrategia del oficialismo para no perder.