El Gobierno revisó sus “fundamentals” para el 2018 y así cumplir con  la meta de crecimiento si bien resignando la de inflación; es decir, dejar  de  lado la credibilidad y el rigor monetario, con lo cual habrá una inflación superior a la prevista, por efecto precios y se calentará más la actividad. ¿Qué monitorear?

Crecimiento

El crecimiento de 2017 (producto entre otros de un rebote frente a una baja base de 2016), indica que los avances del nivel de  actividad de 2018 serán algo más altos y que requieren, de una flexibilización en la política monetaria para crecer cercano al 3% anual.

Los temas que marcarán el rumbo económico complejo, independientemente del sesgo de crecimiento, deberán monitorearse en base a la expectativa de arrastre de la actividad de los últimos dos trimestres de 2017 y además de la recuperación de la economía brasilera.  El ojo, sin embargo, deberá estar puesto en el factor climático y su efecto en la cosecha.

Inflación

La nueva meta de inflación de 15% para todo el año, planteada el 28.12.17 se acerca a las expectativas del mercado, que según el relevamiento del BCRA se mantiene  en un rango de 16% - 18%. Aunque significará una tasa 7 puntos porcentuales menor que la de 2017; estos cálculos públicos y privados anticipan una inflación que será más alta que la del resto de la región, a excepción de Venezuela.

Endeudamiento

El gobierno nacional reconoció que el actual ritmo de endeudamiento es insostenible en el largo plazo. Así, se  comenzaron  a ampliar las emisiones en pesos y ralentizar  las colocaciones en dólares en los mercados internacionales. La posibilidad de mayores aumentos de la tasa en los EEUU vuelve prudente esta estrategia, sobre todo cuando  los vencimientos de 2018 se  habrán de duplicar con relación a 2017.

Déficit fiscal

En el esquema que planea la administración nacional, la baja del déficit público y la desaceleración inflacionaria serán para los pxmos años los impulsores para el crecimiento en el largo plazo.

Bajar el déficit, en lo inmediato, significa un  freno en el crecimiento. El gasto del Estado tiene un peso relativo y sustantivo en la evolución del PBI y -por su parte-, el aumento de los precios regulados para ajustar, empuja a la inflación en el corto plazo y retira  pesos para otros consumos

Alza de tarifas

Los presupuestos del sector familias recibirán un impacto debido al incremento de los precios regulados. Reducir el déficit fiscal implica un recorte en los subsidios económicos.  El ahorro fiscal presionará a incrementos en el transporte, combustibles, servicios públicos, peajes y medicina privada.

Salarios y jubilaciones

Una inflación de 15%  es el prolegómeno de negociaciones salariales donde será difícil obtener algún punto extra sobre el alza promedio de precios. El debate por la reforma previsional dejó evidenciado que los haberes jubilatorios y las asignaciones tendrán en 2018 una leve mejora real ( 3%), según el Gobierno; si bien y aún así, estará  unos 5 puntos por debajo que con la fórmula de cálculo anterior.

Tasa de interés y tipo de cambio

En un escenario de ajuste fiscal e incremento  de tarifas es complejo controlar la inflación solo con la tasa de interés. El BCRA ha iniciado una reducción en  los tipos de interés y que exponen a la entidad monetaria a una expansión de su deuda, encarecen el crédito y presagian una  indexación de precios.

A pesar de todos los rendimientos, seguirán siendo positivos en términos reales. Tasas más bajas  y un dólar apreciado parecen ser los elementos para descomprimir la situación.

Cuenta corriente

Desde 2016, la Argentina incrementó su deuda en dólares, con el objetivo de favorecer el financiamiento del Gradualismo fiscal y el crecimiento. Pero también por  al agregado de las importaciones a la economía doméstica.

El flujo de divisas que ingresó al país elevó las reservas del BCRA a un récord cercano a USD 60.000 millones. Gastos de argentinos en el exterior /USD 10.000 millones en 2017, más USD 9.000 millones por el rojo comercial se han alineado en el déficit.

El tipo de Cambio más caro recalentó la inflación en lo inmediato, pero a mediano plazo reducirá el impacto en los desequilibrios de intercambio de bienes y servicios,  reduciendo la exposición a tomar deuda en dólares.

Inversión y empleo

El Presupuesto 2018, prevé la inversión en un 17% del PBI para sostener el ritmo de actividad y que  la inversión real sea el motor para una mejora del empleo que muestra una evolución más lenta que el resto de los indicadores de la economía

En esta síntesis, la evolución de estos temas, indicaran las luces y las sombras del año 2018.

*Coordinador Centro de Investigación y Medición Económica  UNSAM. Twitter: @EnriqueDentice