Luis Zamora, Nicolás del Caño o la indomable Elisa Carrió,  por solo impeler algunos nombres, son fidedignos exponentes de quienes ven como un ensueño su arribo a dirigir el gobierno de la República, y en consecuencia, suelen prometer lo imposible.  En esta misma línea, el ex senador nacional Eric Calgano, explica que dentro de los múltiples motivos que pueden inspirar esa posición sobresalen dos: el primero surge en el marco de seducir a un potencial electorado y el deseo de plantear propuestas óptimas pero irrealizables.  El segundo motivo ya no es inocente pues por este medio se procura desestabilizar gobiernos por izquierda o por derecha, y aplican la teoría de cuanto peor, mejor.

Al asumir la primera magistratura, el entonces presidente Néstor Kirchner incubó en aquel apotegma de Baglini hacia otra vertiente, en el sentido de que cuanto más cerca se está del poder  y en el ejercicio del gobierno, más deben afianzarse los principios por los que se luchó.  “Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolores y ausencias. Me sumé a la lucha política creyendo en valores y convicciones a los que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada”. “Vengo a proponerles un sueño, que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, y de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales”, señaló ante el Congreso de la Nación aquel 25 de mayo de 2003.

Kirchner pretendió trabajar en la recuperación de la soberanía económica nacional, desligando las relaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al cancelar la deuda con ese organismo e impedir así que intervenga en la política económica nacional. Su sucesora en el cargo, Cristina Fernández, transitó ese mismo camino, enfrentado a los “fondos buitres”.

Derechos humanos y sociales; modificación de la Corte Suprema de Justicia; derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final; no represión a los reclamos populares; matrimonio igualitario; Asignación Universal por Hijo; recuperación del empleo y capacitación laboral; ley de medios audiovisuales; fútbol para todos, son improntas de los dos administraciones ejecutivas antecesoras de la actual.

Entre Raúl Alfonsín y el kirchnerismo, a contrapelo de los rostros visibles del segundo desembarco del neoliberalismo en la Argentina –el primero tras el golpe cívico/militar del 24 de marzo de 1976-, Carlos Menem y Fernando de la Rúa, se trata de dos concepciones políticas antagónicas. La que describe Baglini, descubre la inconsistencia de grupos políticos subordinados a las corporaciones, que encaminados a contramano de sus orígenes históricos, en el caso del menemismo y la Alianza UCR/Frepaso, ignoraron el fondo de los problemas y se refugiaron en cuestiones formales siendo funcionales al poder real, del cual siquiera formaron parte. En la vereda de enfrente, está el axioma que llevaron, aún realidades y acciones diferentes, Raúl Alfonsín, Néstor y Cristina Kirchner, por el cual en toda circunstancia debe lucharse por la afirmación de los principios de militancia y proyecto de país deseado.

¿En cuál de estas proposiciones o teorías se encontraría Mauricio Macri?... ¿Es el gobierno de la Alianza Pro/UCR el tercer desembarco neoliberal en la Argentina como dice el escritor y periodista Gustavo Campana?

Cuenta el escritor y economista Alfredo Zaiat, que los investigadores Gregory Stevens del Departamento de Psicología de la Universidad de Auburn, Jacqueline Deuling del Departamento de Psicología de la Universidad Roosevelt, y Achilles Armenakis de la Universidad de Auburn, investigaron la relación entre la psicopatía y la toma de decisiones no éticas. Escribieron diversos informes  para indagar cómo responden los CEO y otros altos ejecutivos corporativos a los dilemas éticos en contextos de negocios. Desarrollaron un modelo que concluye con la existencia de una relación positiva entre la psicopatía y la toma de decisiones no ética.

Los investigadores explican que el psicópata se carga de codicia por dentro y se relaciona con el mundo a través del poder, aunque por fuera puede afirmar estar del lado de los desafortunados o de los oprimidos. Puede, incluso, afirmar que es sensible y profundo, pero por dentro no es nada más que vacío y codicia. La “ceocracia” es una caracterización del gobierno de la Alianza Cambiemos Pro/UCR. Fue más que claro el presidente Mauricio Macri cuando señaló en un viaje a la provincia de  Mendoza, ante la sorpresa de los prestes  “tengo que estar tranquilo, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes”.

Aforismos, axiomas, apotegmas, teoremas, teorías. Sea cual sea su denominación, vale la pena tener en cuenta a estos “PPP”, potenciales perfiles presidenciales,  estudiarlos y enriquecerlos. Un buen ejercicio político y ciudadano, porque no se quiere lo que no se conoce, en el recorrido de treinta y cinco años de democracia ininterrumpida y en miras a los comicios presidenciales del año que viene.

* Abogado y periodista. Twitter: @Emilianov9