Tras el conflicto que suscitó la protesta de empleadas domésticas de Nordelta, quienes se manifestaron porque las combis que trasladan residentes del barrio no las dejaban compartir el vehículo, el municipio de Tigre ahora impulsa que el transporte público pueda ingresar al country. Con el pedido expreso de Julio Zamora para darle tratamiento, los residentes del lugar no están contentos con la iniciativa y exigen tener voz y voto en la decisión.

“Por el mal olor y porque hablan mucho”, habían sido los motivos trascendidos que no permitían que las trabajadoras compartieran las combis privadas de la firma MaryGo con los residentes de Nordelta, hecho que causó un revuelo en la opinión pública. En tanto, el Concejo Deliberante ahora busca avalar el ingreso de colectivos de línea al barrio privado y la gerencia estaría de acuerdo.

“La decisión de Nordelta SA es acompañar y garantizar la provisión de un servicio de transporte inclusivo y accesible para todos”, habían expresado a través de un comunicado esta semana. En tanto, la opinión de los residentes del lugar está dividida y muchos no están contentos con la iniciativa por considerarla un debate de intereses entre “el Municipio y los directivos de Nordelta”. Entre otros puntos, muchos vecinos  temen que el ingreso de colectivos “vulneren su seguridad” y que “contaminen la zona”.

Según el proyecto impulsado por Zamora, una reforma de los recorridos de la línea 723 permitiría que los ramales que unen Benavídez con Pacheco pasen, de ida y de vuelta, por las avenidas principales que surcan Nordelta, Del Golf y De Los Lagos. Estas dos arterias están bajo la guarda del controlante pero siguen perteneciendo a la comuna. Hoy están cerradas por una barrera y se pide DNI para continuar.

“Lo que detonó la decisión es esta situación puntual de discriminación. Hay vecinos que quieren el transporte público y otros tanto que no”, había explicado el intendente massista.