El ex intendente de General Pueyrredón, Carlos Arroyo, volvió a dar la nota con un insólito pedido de cobro de un beneficio que él mismo eliminó estando en funciones. Se trata de un monto de 1 millón de pesos en calidad de “vacaciones no gozadas” que ahora es exigido tanto por el ex mandatario como por su entonces secretario de Gobierno, Alejandro Vicente.

Lo llamativo es que esta misma garantía fue suspendida tanto por Arroyo como por Vicente, mediante el decreto 1683, firmado en julio de 2016. “Congélanse a partir de la fecha, por el término de 120 días corridos, los cargos vacantes existentes en la planta estable de personal y los que se produzcan a futuro, en la administración central y entes descentralizados, con excepción de aquellos servicios esenciales e indispensables, los cuales deberán contar con la debida justificación, a través del dictado del acto administrativo pertinente”, indica el artículo 1 de ese documento.

En tanto, es en el artículo 2 donde expresa: “Suspéndase a partir del 1 de agosto del corriente año, por el mismo plazo estipulado en el artículo 1, el otorgamiento de horas extras, ampliación de módulos horarios y el pago de licencias no gozadas al momento en que cesan los agentes en sus funciones”.

Además de tratarse de un pedido sin precedentes en la sucesión de jefes comunales de Mar del Plata, desde la administración local rechazan de plano el cobro de la suma al enmarcarse en un momento de plena emergencia sanitaria y social, como producto de la pandemia de COVID19.

En el caso del ex secretario de Gobierno marplatense, Alejando Vicente,  la suma correspondiente ascendería a unos 700 mil pesos. Detrás de él, otros funcionarios también se encolumnaron en este pedido. La ex concejal y secretaria de Desarrollo Social, Patricia Leniz, por ejemplo, va en busca de 400 mil pesos por el reclamo de 35 días de vacaciones.

Cabe recordar que Carlos Arroyo supo destacarse como uno de los intendentes más polémicos y conflictivos que llegó al poder de la mano de Cambiemos. Tras protagonizar discusiones y roces con la entonces gobernadora, María Eugenia Vidal, Arroyo decidió apartarse del macrismo y hacerse de un lugar propio dentro del vecinalismo.