Industria: Tras el rebote verde ¿Qué necesitamos para brote verde?
En mayo la industria manufacturera creció 2,7% interanual, y lo que se observa es el rebote tras un período contractivo fuerte por lo que falta aún para poder hablar de una fase expansiva
La evolución de la industria manufacturera es un dato clave en el panel de control económico de la economía argentina. De ella depende 1/5 del empleo formal asalariado (más de 1.200.000 puestos de trabajo) y salarios que superan en más de un 30% a la media de la economía. Los últimos datos tanto públicos como privados especializados sobre el desempeño de la actividad industrial, dan cuenta del comienzo de cierta recuperación de la industria manufacturera. Tras 15 meses de caída consecutiva entre febrero de 2016 y abril de 2017, en mayo la industria manufacturera creció 2,7% interanual, consolidando en junio el avance con una expansión del 6,6% respecto al mismo mes de 2016. A su vez, la tendencia intermensual es positiva. De esta manera, el primer semestre del año, que se presentaba en franca caída, cerró sin cambios en el nivel de producción respecto al año pasado (0,0%), permitiendo esperar un cambio de la tendencia acumulada a partir del segundo semestre.
Ahora bien ¿Cuál es el alcance de este crecimiento? Y, aun de mayor interés ¿De qué depende su consolidación en 2018? Para empezar a responder esto, hay que tener en cuenta que la base de comparación que ofrece 2016 es muy baja. La recesión que transitó la economía argentina el año pasado afectó particularmente a la industria manufacturera. En efecto, si comparamos el nivel de producción industrial actual con el de 2015, estamos muy lejos aún de hablar de recuperación. Si tomamos el primer semestre de 2015 como referencia, en los primeros seis meses de 2017 la industria cayó un 4,5%. Tomando solo junio, muestra un nivel de producción un 4,1% más bajo. Es decir, lo que estamos observando en estos meses es el rebote tras un período contractivo fuerte y falta aún para poder hablar de una fase expansiva.
Los sectores que están liderando la recuperación son aquellos vinculados a la construcción, el agro y, en vistas de los desempeños de los últimos meses, la industria automotriz y el complejo químico. Sin embargo, los sectores PyME con ventas eminentemente mercado-internistas e intensivos en mano de obra, han mostrado un rebote menos dinámico. Aquí se listan textiles (sigue en fase contractiva), papel y cartón y edición e impresión. En un nivel intermedio encontramos sectores como manufacturas de plástico e industria del mueble.
La menor respuesta de estos sectores tiene que ver, por un lado, con que la recuperación del salario real muestra menor dinamismo que la caída en 2016; se espera un incremento del salario real de 2% en 2017 mientras que la caída del mismo, el año pasado, horadó el 10%. Por otra parte, el aumento de importaciones de bienes de consumo (+16% en lo que va del año), que ha sido muy sensible tanto en 2016 como lo que va de 2017 en algunas partidas como por ejemplo textiles y muebles, da cuenta de que en este tipo de sectores se está sustituyendo industria local por bienes importados, en base a precios más competitivos, escenario en el cual la industria local está condicionada por costos más elevados. A esto hay que sumarle el impacto en costos que han tenido los aumentos de tarifas y el precio del combustible. Los grandes retailers que se han stockeado de productos importados en la fase recesiva (sobre todo de Brasil y China), hoy posicionan esos productos ante la recuperación de la demanda, que a su vez aun no es vigorosa.
Dado este panorama ¿Cómo pasamos de un rebote verde a un brote verde en sentido estricto? Será clave, por un lado, la tracción que la industria brasileña, en recuperación aún muy tenue, efectúa sobre la industria local. Brasil es el destino del 33% de nuestras exportaciones industriales. Y, por otra parte, la recuperación del ingreso real de los consumidores. Sobre este punto puede abrirse una pregunta para otra columna ¿Qué tanto lugar habrá para la recuperación del ingreso real en el marco de los esfuerzos que hará el gobierno para morigerar el altísimo déficit fiscal?
Para superar estas rigideces macroeconómicas, es importante que el gobierno muestre de forma contundente una estrategia de política industrial de mediano y largo plazo que se corra del día a día y que brinde a los sectores industriales un marco menos propenso a los efectos de ciclo; incorporando aspectos fiscales y energéticos, de administración de comercio y de estímulos a la inversión real. Los debates estructurales que están por darse en Argentina deben tener puesta la mirada en un modelo estratégico de desarrollo en el cuál es imposible obviar el potencial y el aporte del entramado industrial.
*Economista (UBA). Director Ejecutivo FAIMA. Docente UBA y UCES. Twitter: @lmoraalfonsin