Finalmente, la Conmebol tomó la decisión de cambiar la sede de la final de la Copa Libertadores que disputarán River y Flamengo. A raíz de los conflictos en Chile, país que iba a albergar el evento, se determinó trasladar el encuentro a Lima, el sábado 23 de noviembre a las 15.00 (17 hora de Argentina). 

La definición se hizo pública luego de la reunión llevada a cabo en la sede de la Confederación Sudamericana en Luque, de la que formaron parte autoridades de la Conmebol, Rodolfo D’Onofrio, presidente del Millonario, y su par del club de Río de Janeiro; Claudio Tapia, titular de la AFA, y representantes de la Confederación Brasileña de Fútbol y de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile. El cónclave duró más de cinco horas y en el mismo pujaron varias posturas.

“Consenso hubo, rápido no fue. Venimos trabajando sobre una ciudad desde hace más de un año y tuvimos que encontrar la ciudad más viable. Ambos clubes están haciendo un esfuerzo enorme. Estamos en una situación de fuerza mayor. Buscamos la mejor alternativa”, explicó Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol.

El partido que definirá la sexagésima edición del torneo más importante del continente debía desarrollarse en Santiago de Chile, pero el estallido social que se inició el 18 de octubre pasado obligó a discutir la decisión. La Conmebol había ratificado en primera instancia ese sitio, pero en las últimas horas citó a los clubes involucrados a una reunión de emergencia y optó por trasladar el encuentro a Lima. Finalmente, el Estadio Monumental, en el que hace de local Universitario y que cuenta con una capacidad de casi 80.000 espectadores, le ganó la pulseada al Estadio Nacional, que cuenta con un aforo de 50.000.