Quizás sea el futbolista nacional a nivel mundial de mejor presente: Lucas Ocampos, quien está intratable y no sólo ha mantenido el nivel desde que llegó al fútbol español, sino que su producción ha ido en franco crecimiento y desde el reinicio se encuentra en un estado de gracia total.

Ocampos juega bien, muy bien. Tiene gol. Es encarador, principal arma de ataque del Sevilla de Lopetegui y a eso hay que sumarle que también aporta sacrificio con un ida y vuelta excepcional. Hace las veces de extremo y pisa el área constantemente, pero no deja de estar en la ayuda defensiva por el sistema de juego que ofrece el elenco andaluz, donde se ve obligado a hacer relevos en muchas ocasiones por las escaladas de los laterales Jesús Navas y Reguilón.

A todo ello, hay que sumarle lo estadístico: 13 goles en la liga, más otro par por competencia europea. Se hizo cargo de cuatro penales y todos los convirtió. 10 de sus 13 tantos sirvieron, además, para que Sevilla gane. 

Como si fuera poco, su estado de gracia es total: en el último partido ante Eibar, con victoria 1-0, anotó el tanto del triunfo, pero en el cierre sucedió una particularidad: se lesionó el arquero Vaclik, no había más cambios y se calzó el buzo de arquero. ¿Qué pasó? Tapó una pelota impresionante en el minuto 96'. 

El ex River está en todas y le salen todas: Scaloni y la Argentina seguramente lo aprovechen en el corto plazo. Por características,  por posición en el campo, por nivel, pinta para ser una fija, además de un muy buen socio para Lionel Messi.

Por Manu Surasky.