Por lo general estos personajes son los encargados de insertar alegría en las personas. Lo pueden hacer con gestos, con movimientos o realizando obras maestras. Algunos de ellos lo implementan en algún circo y otros en un campo de fútbol. Muchos son trapecistas, caminan a metros de altura por una cuerda y existen aquellos que hacen malabares con cualquier objeto a gran velocidad. Mientras tanto, a su vez, la otra clase de payasos son capaces de hacer infinidades de acciones con tan solo una pelota y alegrarle la vida a miles de espectadores. Caños, sombreros, gambetas, jueguitos y goles eran la especialidad de uno nacido en Río Cuarto al cual apodaban “El Payasito”.

Estudiantes de su ciudad natal fue el primer escenario en el que plasmó todos los trucos de su repertorio a su corta edad. Asombrando a los cordobeses se ganó los aplausos de todos los espectadores y al poco tiempo, llegaría a las grandes luces de Buenos Aires. Su estilo de juego coincidía con el mismo paladar negro que tiene la historia de River Plate. Ese juego de galera y bastón que traía en la sangre lo llevó a uno de los equipos más grandes del país. Con tan solo 17 años debutó defendiendo los colores de La Banda y ya dejaba boquiabiertos a sus propios compañeros con las habilidades que demostraba. Al poco tiempo obtuvo el Campeonato del Mundo sub 20 1997 en Malasia en donde compartió sus pinceladas con Juan Román Riquelme, su amigo del fútbol.

Ya cuando corría el año 1999, Pablo César Aimar se convirtió en uno de los talentos más grandes que tuvo la Argentina en esos tiempos al ganar el Mundial sub 20 jugado en nuestro país. Allí logró encontrar a su compañero de trucos de magia, aunque no era un mago, conoció a un conejo que lo acompañó a lo largo de su carrera. Con Javier Saviola se coronó campeón de la Copa del Mundo ya mencionada y el bicampeonato del ´99 ´00 de la mano de Américo “El Tolo” Gallego, recordada por “Los 4 fantásticos”: Aimar-Ortega-Ángel-Saviola.

Llegó el momento de dejar la zona de confort y reinventarse, este Payaso de pelos rizados y de una sonrisa radiante a la hora de jugar tenía un nuevo destino para desplegar su show por unos años. España fue su casa, y la ciudad de Valencia lo enalteció como uno de sus grandes ídolos gracias a las Ligas obtenidas en las campañas 2001-02 y 2003-04, además supo gritar campeón en todo el continente al ganar la vieja Copa UEFA 2003-04 y la Supercopa de Europa 2004. Nuevamente pateó el tablero y se mudó a Zaragoza en donde las funciones grupales no terminaron con el mejor final y este personaje humorístico no podía deslumbrar. 2 años en “Los Maños” fueron suficiente para  buscar nuevos horizontes y el destino lo llevó a Benfica. En el club luso tuvo dos grandes factores positivos, el primero fue la infinidad de títulos obtenidos en Portugal y el segundo fue encontrarse nuevamente con su mejor socio, Javier Pedro Saviola. Por si fuera poco, tuvo el privilegio de participar en los Mundiales de Corea Japón 2002 y Alemania 2006 en donde disfrutó de el verde césped junto a sus grandes amigos: Saviola y Riquelme.

Los años pasaron y se rumoreó la vuelta al Millonario en reiteradas ocasiones,pero previamente tuvo un breve paso por el Johor Darul Takzim de Malasia. Poco y nada en tierras asiáticas y con tan solo 8 partidos en su espalda, a fines 2014 se confirma que Aimar volvería a River Plate pero, para iniciar la pretemporada del año próximo. El factor clave en su vuelta fueron las lesiones que arrastraba de años previos, por eso en su estadía en Argentina se operó el tobillo derecho y comenzó la recuperación para llegar en condiciones a Enero del 2015.

En los primeros entrenamientos en Punta Del Este se volvió a calzar su mejor traje, el que siempre le quedó pintado. Lucía el escudo con alegría e inició una puesta punto para volver a desplegar los últimos trucos que este Payaso sabía hacer. Los meses pasaron hasta que el 31 de mayo de 2015 ingresó 20 minutos frente a Rosario Central luego de que su ex compañero y en ese momento actual técnico Marcelo Gallardo le dijera “Entra y divertite”. 405 días habían pasado desde su último partido en Asia. Su segunda presentación se dio en Copa Argentina en Formosa, frente a Liniers de Bahía Blanca, en donde disputó los 35 minutos restantes.

Pero el físico y las decisiones del entrenador le jugaron una mala pasada. A los 35 años no podía sostener el nivel que El Muñeco necesitaba para ese sprint final. River había eliminado a Cruzeiro y se clasificó a las instancias finales de Copa Libertadores. El equipo salía de memoria y los titulares eran indiscutidos. Y como si fuera poco, llegaron los refuerzos en el que se concretó la vuelta del “Conejito” Saviola. Aunque este, corrió con un poco más de fortuna. Pablo Aimar se quedaba sin espacio en el plantel y así fue como se dio cuenta que en ese elenco no podía jugar. 5 cupos tuvo el club de Núñez para inscribir en la lista de buena fe del torneo continental: Alario, Saviola, Lucho González,Bertolo y Tabaré Viudez.

Ese momento fue el final de la carrera de un talento escaso del fútbol argentino. Después de la charla con Marcelo Gallardo, Pablo Aimar se retiró del fútbol profesional. Todo el esfuerzo hecho no alcanzó y se quedó con las ganas de levantar la Copa que fue a buscar ya que El Millonario se consagró campeón continental tras 19 años. Esta vez el payaso no pudo ante la adversidad y nunca más volvió a alegrar a quienes lo admiraban. Allí fue donde perdió la sonrisa durante unos años en los que se alejó del deporte.

En 2018 y con 38 vueltas al sol en su calendario, volvió al fútbol para despedirse definitivamente de la actividad para jugar con su hermano Andrés defendiendo la camiseta de Estudiantes de Río Cuarto frente a Sportivo Belgrano por Copa Argentina.

Por Enzo Azzolina