En el medio de la cuarentena obligatoria, el mediocampista de Gimnasia, Brahian Alemán, realizó una nota con el diario El País de Uruguay y opinó sobre Diego Maradoa y su futuro.

"Tenerlo a Diego como entrenador es un gran orgullo. El día que llegó no lo podíamos creer. Nos quedamos todos mudos. Hoy ya es uno más. Siempre está contento, tirando chistes. Es muy positivo, siempre con buena onda y arengando en las prácticas. La verdad que es un crack con todas las letras", aseguró.

Sin embargo, a la hora de hablar de las lesiones que lo alejaron de los canchas durante un tiempo dejó una sorpresiva frase. "No me tenían en cuenta, pero andaba muy bien en las prácticas. No era Diego el que no me ponía, me parece que no es el que arma el equipo. El es más marketing. Hay un cuerpo técnico muy amplio y hay que respetar las decisiones. Hay que ser respetuoso y acompañar al equipo, siempre con la mejor onda", explicó el uruguayo de 30 años.

Siguiendo con los elogios al Diez, aseguró: "Es la memoria que tiene. Te empieza a hablar y a contar cosas de hace años y se acuerda de todo. Clarito, no tiene nada que ver con lo que muestran en la tele. Siempre le muestran el lado malo. Pero cuando lo tenés todos los días te das cuenta cómo es, lo humilde que es. Si le llegás a decir ‘Diego, que buenos están esos lentes’, se los saca y te los da. Un día que estábamos concentrados en Ezeiza era el cumpleaños de Maximiliano Comba y del Patito Monti, él esperó que fuera medianoche para darles sus regalos. Dos perfumes y de nivel. Está en todos los detalles. También nos regaló un rosario de plata, enorme, con un crucifijo. Siempre está pensando en el grupo”.

También destacó la importancia de tener al 10 en cada uno de los entrenamientos: "Trabaja en la ofensiva con nosotros y aunque no se puede mover mucho ni pegarle a la pelota, está ahí en la mitad de la cancha gritando y te muestra como pegarle en las tareas de definición. Tiene la rodilla muy mal y no puede casi pegarle, pero te explica cómo hacerlo. Es un tipo muy bicho y lo tiene todo muy claro. Aprendemos mucho de él y él de nosotros porque nos lo dice. A mí me resalta constantemente y me hace alguna broma. Y si hago un gol de afuera del área, se pone muy contento y lo grita".

Por último, el jugador de 30 años confesó: “Tengo muchas ganas de volver a Uruguay, jugar en Peñarol es un sueño que siempre tuve. Defensor Sporting es mi casa  me gustaría volver también, pero lo de Peñarol es un sueño personal”